Quizás se pudiera definir a un escritor clásico, como alguien capaz de escribir una obra tal que esta contribuya de un modo relevante y significativo a encontrar un sentido a la vida (al modo de Viktor Frankl), y a desarrollar una “visión del mundo” coherente y consistente. Los mejores son como “sembradores de trigo”. Los enfoques que nos aportan, nos hacen ver a nuestras vidas como "obras en construcción”, nos ayudan a encontrar el sentido, a ampliar el horizonte, a buscar nuevas perspectivas más allá “de uno mismo”, como cuenta Saint-Exupéry de aquellos que buscan el mar. [1] Los escritores "clásicos" nos invitan y ayudan a llegar a las cimas del conocimiento humano y de la perfección moral. Las huellas que dejan marcadas en sus obras los que han recorrido ese camino nos ayudan a ascender con más facilidad a picos que -sin su auxilio - nos serían inaccesibles. Cada escritor que haya alcanzado la categoría de "clásico" nos invita a "su" mo...
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